Versos: Nelo Curti
Ilustraciones: Javier Solari, Nahuel y Lucía Curti
Diseño: Ignacio Evangelisti
Editor: Edidiones del Tábano
1
Recibo
las cuerdas
de
un títere gigante
al
que no podré jamás
ayudar
a caminar,
quiero
mudarme de paisaje, me dice,
destartalado
sobre
un continente fabuloso,
lleno de piedras
y juguetes muertos,
sucio
de noches
que
el sol
no
viene a asesinar.
Me
están sangrando las manos
y
él comprende
que
se equivocó de dios,
que
no podré siquiera
girarle
la cabeza
para
que vea el amanecer inexistente,
ni
sabría matarlo
porque
no tengo
imaginación
para su fin.
Las
cuerdas pesan,
a
cada hora son más gordas,
como
si le comieran ángeles al aire,
duelen y pronto
duelen y pronto
no
cabrán entre mis manos,
él lo sabe y calla,
él lo sabe y calla,
pero
su silencio
no
me indulta de la pena.
2
No
tengo manos,
sino
cuerdas,
enormes
sogas
que
me unen
a
un gigante herido.
Me
desgarré los músculos,
la
carne,
y
no pude liberarlo
de
las piedras,
donde
ahora duerme
para
soñar que ya no estoy.
3
Fue
un ruido
abismal
primero,
después
nació la sombra
y
pensé
que
el viento,
como
siempre,
hamacaba
los enormes hilos.
Pero
enseguida vi su cara
elevándose
infantil y enferma
desde
su continente despojado,
supongo
que sonrió,
que
acaso me quería,
mordió
las cuerdas
hasta
desatárselas
y
no dijo adiós
pero
me agradecía,
o
eso supongo.
4
Soy
el recuerdo
de
una marioneta desaparecida,
me
queda grande el continente,
y
las sogas,
y
el silencio
que
no preñan mis palabras.
Sé
que estoy lejos de mí,
porque
empiezo a tener
memoria
del futuro.
Presentación del libro con Cali Raso, Alejandro Pugliano, Jimena Morales e Ignacio Evangelisti.
(Sala El Ring, Alicante, febrero, 2011)
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