miércoles

"La Maga" Con Cali Raso y Ariel Sosa
















Reconquistador de mujeres, sí señor, ese es mi oficio y mi destino… interesante, ¿verdad? Aunque hay un detalle importante, que conviene mencionar: reconquisto mujeres para otros, y después me quedo hablando solo, por los bares, gastando en copetines la limosna que me pagan. -Mire, me dijo hace unas semanas el Canario López, tengo un problemita con la Negra Filomena, dice que voy de la cancha a la cantina y me olvido de sus besos; hace ya tres noches que duermo en su jardín. -Oigame bien, Canario, le contesté, usted se va a ir ahora mismo para su jardín-alojamiento, pero antes va a tomar prestadas, de los otros jardines de su barrio, las flores de mejor aroma. Por la mañana, cuando su Filomena despierte y lo halle entre rosas y geranios, buscando su mirada le dirá: Tu amanecer cambió hoy de traje, aunque ya no vuelva a ser la luz de tu paisaje, aceptá el triste homenaje de este hombre que perdió con tus besos el coraje. Días después me lo topé al Canario. Salía de la cancha con su Filomena. Se me acercó sonriendo de oreja a oreja “usté sí que sabe, usté sí que sabe”, decía. Me pagó con un paquete de cigarros… empezado, y siguió con su muchacha. Siempre pasa así, me han recompensado con autos robados, relojitos de arena, cheques sin fondo, cajas enormes envueltas en papel de regalo de las que al abrirlas saltaba un muñequito horrible con un cartelito que decía “gracias, poeta, usted es un fenómeno”. Cierta vez, la única vez que parecía ser distinto, me obsequiaron un viajecito en crucero por el río Calahuate… pero justo ese verano el río se secó. Es mágica la soledad de los poetas, sueltan ustedes, que lo ven de la tribuna. Mágica, mágica. Qué barbaridad.

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